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¿Lagos, ríos e inundaciones en la CDMX?
Sara Berenice Pérez Ramírez
Desde su fundación en un lago allá en el Siglo XIII, la ciudad México-Tenochtitlán ha sido susceptible a inundaciones. La ciudad se encuentra dentro de un geosistema que conocemos como la Cuenca de México y aunque la zona urbana representa el 16 % de la superficie de la cuenca, hoy en día alberga 21 millones de personas, por lo que el riesgo es muy grande.
Para estudiar el origen de las inundaciones en ciertas zonas se necesita trabajar con una unidad funcional que ayude a entender espacialmente el ciclo hidrológico y a cuantificar los impactos de las actividades humanas en el mismo, esta unidad es llamada cuenca hidrográfica.
Las cuencas hidrográficas son espacios delimitados por un parteaguas o las zonas más altas que hacen que el agua cuando llueve escurra para un lado, por ejemplo, las montañas. En la cuenca se concentran los escurrimientos o ríos que confluyen o desembocan en un punto común, como un lago. Las montañas más altas y la forma en la que delimitan el parteaguas de la cuenca determinan el movimiento del agua hacia las partes más bajas. Al conocer esto es posible identificar las zonas con un mayor peligro de inundación.
La cuenca del valle de México es una depresión formada dentro de la Faja Volcánica Trans-mexicana (FVTM), tiene una superficie de aproximadamente 9,540 km2 y una altitud de alrededor de los 2,300 metros sobre el nivel del mar. Además, está rodeada por cuatro sierras: la Sierra de Chichinautzin al sur, la Sierra de las Cruces al poniente, la Sierra Nevada al oriente, y la Sierra de Pachuca y Tezontlalpan al norte.
La cuenca estaba formada por cinco lagos: Zumpango, Chalco, Xochimilco, Texcoco, Xaltocan y Zumpango. Esta área lacustre llegó a tener 1,100 km2. Como el de Texcoco es el más bajo, hacia él corría el agua de los demás lagos.
Hoy en día, los principales lagos son Chapultepec (artificial), San Juan de Aragón (artificial) y Huetzalin. Por otro lado, los cauces naturales pasan por las zonas montañosas que rodean al valle de México y los ríos que cruzan la zona urbana han sido entubados.
De las montañas del sur bajan los ríos San Luis, San Lucas, San Gregorio, Santiago y San Buenaventura, este último alimentado por los deshielos del volcán del Ajusco, el Xitle.
Los ríos que bajan de las sierras del poniente son de los más importantes para el Valle de México: Magdalena, Mixcoac, Tacubaya y Hondo, que drenan hacia el sistema de presas del poniente. Por otro lado, los principales ríos entubados son el río Churubusco, el río Mixcoac, el río de La Piedad y el río Consulado, que originalmente descargaban en el lago de Texcoco.
Las descargas del Valle de México van hacia el río Tula mediante los ríos Cuautitlán y Salado. El río Alfajayucan se une al río Tula aguas arriba de la salida de la cuenca para dar pie al río Moctezuma que lleva su agua hasta el río Pánuco y así descarga en el Golfo de México.
Conocer las características geológicas e hidrológicas de la ciudad de México resulta de vital importancia para entender el peligro de las inundaciones que hoy en días nos afectan.
Cuicuilco y la explosión del Xitle: una historia de riesgo
Daniela Fernández y Fernández
Si vives en la ciudad de México y conoces los terrenos de Ciudad Universitaria o has visitado la zona arqueológica de Cuicuilco, en la Alcaldía de Tlalpan, es muy probable que te hayas preguntado cómo se formaron o de dónde vienen esas grandes rocas oscuras y de formas caprichosas que dominan el paisaje. Estas rocas conocidas comúnmente como piedras volcánicas o basalto, se produjeron con la erupción del volcán Xitle que se encuentra en las laderas de la Sierra de Ajusco-Chichinautzin.
Imagen 1. Volcán Xitle, ubicado en la Sierra de Ajusco-Chichinautzin
Cuicuilco, junto con Tenochtitlán fue uno de los primeros centros urbanos originarios de la Cuenca de México. Se calcula que la población de Cuicuilco superó los 20,000 habitantes, sin embargo, el desarrollo y crecimiento de esta ciudad vio truncado por la explosión del volcán hace un poco más de 1600 años. La lava proveniente de la explosión alcanzó una cobertura cercana a los 80 km2 y cubrió el poblado casi en su totalidad. Es probable que los habitantes de Cuicuilco abandonaran la ciudad de forma paulatina a causa de la actividad del Xitle. A pesar de que la velocidad de los flujos de lava permitió la migración de la mayoría de los habitantes y animales de la zona, sus efectos fueron catastróficos tanto para las actividades humanas, así como para la vegetación.
Imagen 2. Foto de la pirámide de Cuicuilco
La erupción convirtió al suelo en una gran extensión de roca sólida e infértil desprovista de plantas e incapaz de absorber y retener el agua de lluvia, dando lugar a un ecosistema conocido como pedregal. Durante muchos años, la que fue una de las ciudades más importantes del Valle de México permaneció desierta. Con el tiempo y con ayuda del viento, granos finos de suelos y sedimentos se acumularon en las grietas, barrancos y hondonadas formando una ligera capa de suelo que permitió que algunas plantas comenzaran a colonizar estos sitios.
La historia de Cuicuilco y el Xitle es un claro ejemplo de esfuerzos de urbanización en zonas de peligro que representan un riesgo real para las personas que habitan estos lugares. A diferencia de hoy, en ese entonces no existían los suficientes conocimientos geológicos ni la comprensión de las amenazas que represena la cercanía de un volcán activo a un asentamiento humano, menos aún los riesgos de la actividad sísmica o los ocasionados por otros fenómenos naturales.
Actualmente, la Reserva Ecológica del Pedregal De San Ángel (REPSA), ubicada dentro de los terrenos de Ciudad Universitaria, constituye uno de los relictos del ecosistema natural originado por la explosión del Xitle en la Cuenca de México, la cual además de ser un área de interés biológico para la conservación de especies de animales y plantas, funciona como un laboratorio natural que ayuda a la comunidad científica a comprender y explicar la evolución del paisaje desde una perspectiva ecológica, geológica y geomorfológica.
El hundimiento de la gran metrópoli.
Lidia Ariadna Acevedo Arellano
«Ven, déjate caer conmigo en la cicatriz lunar de nuestra ciudad, ciudad puñado de alcantarillas, ciudad cristal de vahos y escarcha mineral, ciudad presencia de todos nuestros olvidos, ciudad de acantilados carnívoros, ciudad dolor inmóvil, ciudad de la brevedad inmensa, ciudad del sol detenido, ciudad de calcinaciones largas, ciudad a fuego lento, ciudad con el agua al cuello, ciudad del letargo pícaro, ciudad de los nervios negros, ciudad de los tres ombligos, ciudad de la risa gualda, ciudad del hedor torcido, ciudad rígida entre el aire y los gusanos, ciudad vieja en las luces, vieja ciudad en su cuna de aves agoreras, ciudad nueva junto al polvo esculpido, ciudad a la vela del cielo gigante, ciudad de barnices oscuros y pedrería, ciudad bajo el lodo esplendente, … , hundida ciudad. Tuna incandescente. Águila sin alas. Serpiente de estrellas. Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. En la región más transparente del aire.»
Carlos Fuentes.
La Cuenca del Valle de México, fue y ha sido la zona más importante del país. Para los aztecas ya constituía “El ombligo del Universo”. El agua siempre ha estado presente en la historia del pueblo de México. El águila posada en un nopal (nopal que debería de estar en un lago), devorando una serpiente fue la señal que indicaría el lugar idóneo para la fundación de la gran Tenochtitlan. En realidad fue el lugar menos apropiado para el establecimiento de una gran urbe, por eso el desenfrenado crecimiento de la ciudad se ha desarrollado en situaciones adversas.
La Ciudad de México y zona metropolitana se asentaron en una zona lacustre. La densidad poblacional ha agudizado la problemática relacionada con el agua y su manejo. El régimen de extracción de agua de los terrenos lacustres trae como primera consecuencia negativa el fenómeno de subsidencia (hundimiento vertical), los cuales por sus características ya no recuperan el agua perdida; lo que obliga a llevar a cabo perforaciones en el acuíferos cada vez más profundas (unos 400m).
El primer reporte técnico al respecto hundimiento de la ciudad asociando el al agua subterránea se debe a R. Gayol en 1929. La velocidad promedio osciló entre los 4 y 7 cm/año entre 1890 y 1985. En los años 50 Nabor Carrillo, instaló un sistema de piezómetros (dispositivos que miden la presión de poro o el nivel del agua), si bien perseguía objetivos de mecánica de suelos, este experimento permitió conocer con alta precisión la evolución piezométrica (presión del agua en el terreno) de los depósitos lacustres, principales agentes de subsidencia.
Una consecuencia de la subsidencia del terreno es la aparición de fracturas, que en algunas ocasiones se refleja en las edificaciones. Existen referencias de algunos templos, monumentos y construcciones que muestran que el fenómeno del hundimiento es una constante en la cuenca de México. Por ejemplo, en 1989 aparecieron muchas goteras y grietas en la Catedral Metropolitana, en ese momento un equipo multidisciplinario corroboró la hipótesis del problema del hundimiento y planteó una solución para revertir el deterioro en el que se encontraba el inmueble.
¿Por qué hay contingencias ambientales en la CDMX?
Ana R. Rosales Tapia
Actualmente en la CDMX tenemos el gran problema de la contaminación ambiental. Ésta se debe a la acumulación de sustancias químicas dañinas en el ambiente, algunas producidas por nosotros mismos, y otras de forma natural. Hay diferentes tipos de contaminantes de origen antrópico, pero los principales son: ozono (O3), monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOX), plomo (Pb) y materia particulada (PM). Estas sustancias provienen principalmente de la quema de combustibles, lo que más aporta son el transporte automotor, el particular como público, también la industria, los hogares y comercios contribuyen, casi todo lo que hacemos contamina.
El CO, el SO2, los NOX y el Pb son todos emitidos por la quema de los combustibles fósiles que se usan para el transporte, hogares, negocios e industria, como: petróleo, gasolina, diésel, carbón, combustóleo, turbosina, gas natural y gas LP. El O3 que se encuentra al nivel de la superficie de la Tierra -en la tropósfera- es el ozono “malo” es el producto de una reacción química entre los NOX y compuestos orgánicos volátiles (COV). También hay un O3 “bueno”, que está mucho más alto - en la estratosfera (como a 20km)-, y es la capa que nos protege de los rayos ultravioleta que provienen del sol, misma que se ha visto afectada con nuestras emisiones, pero ese es otro tema.
En mayo del 2019 en CDMX se habló de PM10 y PM2.5, que son una mezcla de partículas extremadamente pequeñas suspendidas en el ambiente y pueden ser sólidas o líquidas. Las cifras 2.5 y 10 hacen referencia a su tamaño en micras (µm, micra es un milímetro dividido entre 1,000—el cabello tiene un diámetro de 15µm) y son muy peligrosas porque aunque usemos cubrebocas las podemos respirar. Entre esta mezcla se pueden encontrar ácidos, productos químicos orgánicos, metales, partículas de suelo y polvo, cenizas y polen. Las PM entre 2.5 y 10 se emiten por el transporte y la industria, las PM2.5 y las más pequeñas se encuentran en el humo y la neblina, y pueden provenir de incendios forestales, o cuando los gases emitidos por plantas de energía, industria y autos reaccionan con el aire.
Todos estos contaminantes causan graves daños a la salud humana en el corto y largo plazo, pero también ocasionan el deterioro de la flora y fauna. En la actualidad todos los días se presentan estas partículas en el ambiente, pero hay días que, ya sea por las condiciones atmosféricas, incendios forestales, u otros factores, se concentran aún más y resultan en un riesgo muy grande para la salud y el medio ambiente. Diversas instituciones como la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) y el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM realizan el monitoreo permanente y cuando la concentración de contaminantes es muy elevada, de acuerdo con las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) de Calidad del Aire Ambiente, se activa la contingencia ambiental: se endurece el programa hoy no circula, se suspende la actividad industrial, y se recomienda a la población, en especial a los grupos más vulnerables que no se expongan y no realicen actividades al aire libre.
La contaminación es un problema muy serio que nos afecta a todos, si conocemos de dónde viene, podemos tomar acciones para disminuirla o al menos no agravarla. Usa bicicleta, camina más, comparte el auto o usa transporte público. ¡Es en beneficio de todos!
Puedes consultar diariamente la calidad del aire en la CDMX en: http://www.aire.cdmx.gob.mx/default.php
El ajolote: Especie endémica del Valle de México en peligro de extinción.
Brenda Isabel Sosa García
El ajolote (Ambystoma mexicanum) se encuentra únicamente en los canales del ex-lago de Xochimilco, esta especie endémica se caracteriza por mantener sus rasgos juveniles cuando llega a ser adulta, esta condición única es conocida como neotenia. Suele ser de color negro o marrón moteado, aunque también son relativamente comunes los individuos albinos y blancos.
Uno de los principales problemas que enfrenta este anfibio es el declive de sus poblaciones, debido a la urbanización que drena y contamina buena parte de las aguas del ecosistema de Xochimilco. Actualmente más del 85% del hábitat original ha sido drenado y rellenado por el crecimiento urbano, el 15% restante del hábitat enfrenta serios problemas de calidad del agua. Aunque existe un flujo de agua tratada proveniente del Cerro de la Estrella, las descargas de drenajes domésticos, los fertilizantes agrícolas, y el turismo que masivamente visita los canales en las tradicionales trajineras hacen que la calidad del agua sea muy mala. Los ajolotes son sensibles a estos cambios, por lo que su mortalidad es más alta cada año.
Esta especie es considerada indicadora de calidad de agua, su vida larvaria se desarrolla y depende totalmente del agua, por lo que el depósito y el desarrollo de sus huevecillos necesitan condiciones muy específicas para sobrevivir.
Investigadores de la UNAM afirman que la población de ajolote tiene un declive preocupante. En los conteos de 2013 se encontraron 36 individuos por kilómetro cuadrado, pero el pronóstico del Dr. Zambrano del Instituto de Biología es devastador: para 2020 o 2025 no habrá ajolotes si no se actúa para salvarlos.
El inapropiado manejo de la Cuenca del Valle de México en el suministro del agua, particularmente la sobre extracción del agua subterránea provocó el hundimiento del suelo y la dislocación del drenaje urbano. Esta situación propició que entre 1950 y 1975 Xochimilco dejara de recibir agua directamente de los manantiales y ríos, por lo que actualmente el tratamiento del agua es totalmente artificial. El agua que recibe hoy en día es alcalina y contaminada, además su calidad varía a lo largo del año, causando flujos de nutrientes, aparición de algas y modificaciones en la cadena alimenticia, amenazando aún más a esta especie única en el Valle de México.
¿Qué sucede con nuestra basura?
Belen Zacarias G.
La Ciudad de México es una de las ciudades más pobladas del mundo con cerca de 9 millones de habitantes y 21 millones si se considera su área conurbada, lo que supone numerosos retos en términos de infraestructura, transporte, vivienda, empleo, energía y servicios básicos, que a su vez deriva en un incremento progresivo en la generación de residuos sólidos.
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente (SEDEMA) se estima que la CDMX género casi 13 mil toneladas diarias de residuos sólidos en 2017, lo que equivale aproximadamente a ¡1.5 Kg de basura por habitante al día! Las delegaciones con mayor producción de residuos fueron: Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc.
Los residuos sólidos urbanos (RSU) son todos aquellos materiales o productos en estado sólido o semisólido, que deben contenerse en recipientes o depósitos especializados, así como llevar un tratamiento específico de acuerdo con lo indicado por la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos. Ejemplos de residuos son: el papel, los plásticos, productos de aseo personal, restos de alimentos, botellas, gasas, algodones, cenizas, vidrios, entre otros más, la mayoría producidos a diario por la enorme población capitalina.
Toda la basura que generamos de alguna forma tiene que ser almacenada. El Relleno Sanitario Bordo Poniente fue uno de los almacenes de basura más grandes de México. En éste se depositaron la totalidad de los RSU generados en la CDMX de 1994 hasta su clausura en 2011, lo que sumó cerca de 7 mil millones de toneladas de basura. Este sitio contaba con una planta de compostaje al interior, que procesaba mil 426 toneladas de residuos orgánicos con producción diaria de 500 toneladas de composta. Sin embargo, debido al mal manejo de los residuos, este era una bomba de tiempo en el cual la contaminación por lixiviados (líquido que se forma a partir de la reacción de compuestos orgánicos e inorgánicos, que se filtra al suelo y cuerpos de agua) era muy intensa, generando serios problemas ambientales y de salud pública, lo que conllevó a su cierre.
Actualmente la Planta Compactadora de Iztapalapa II en la Central de Abastos, considerada la más grande en su tipo en América latina, se encarga de los RSU. Se han procesado 982 mil 796 toneladas de Residuos Sólidos Urbanos desde 2014 a fin de generar combustible alterno para hornos cementeros, lo que brinda una solución ecológica y sustentable. Esta planta no es la única, en 2014 se inauguraron la Planta Compactadora en San Juan de Aragón y la Estación de Transferencia Iztapalapa I; ambas con una capacidad de 400 toneladas. Para el año 2018, aproximadamente 8,600 toneladas eran enviadas a rellenos sanitarios, 1,900 a reciclaje, 1,100 a las plantas de composta y 1,100 más a las cementeras para usarse como combustible alterno. Sin embargo, la producción de residuos sigue aumentando, por ello debemos forjar una conciencia sobre la cantidad de basura que generamos.
Contaminación por partículas suspendidas: Un problema de salud pública
Sara Berenice Pérez Ramírez
Las partículas suspendidas o material particulado (particulate matter en inglés, PM) son una mezcla de partículas sólidas y líquidas suspendidas en el aire. Hoy en día, son uno de los principales responsables del deterioro de la calidad del aire, lo que representa un problema de salud pública. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la contaminación atmosférica provoca cada año alrededor de 4 millones de muertes prematuras en el mundo.
El efecto de las partículas suspendidas en la salud es extenso, principalmente se observan sus efectos en el sistema respiratorio y cardiovascular, y se asocian con el cáncer de pulmón y la diabetes. Su efecto tiene que ver con el tamaño de la partícula y con las sustancias asociadas, las cuales pueden ser metales como plomo, arsénico o manganeso, compuestos orgánicos e inorgánicos. Se ha observado que las partículas cuyo tamaño es menor a 1µm (una micra, ultrafinas o PM1) o menor a 2.5µm (finas o PM 2.5) tienden a mantenerse más tiempo suspendidas en el aire y a ocasionar daños más graves que aquellas de mayor tamaño, que rondan las 10µm (gruesas o PM10).
Al respirar las partículas suspendidas en el aire algunas quedan retenidas en la nariz o en la garganta, pero las más pequeñas llegan hasta los pulmones. Las PM10 pueden alojarse en los pulmones, pero las PM2.5 y las partículas ultrafinas traspasan la barrera pulmonar y entran al sistema circulatorio y se distribuyen a diversos órganos, incluido el cerebro que es sumamente sensible a sustancias tóxicas. Es por ello que la exposición a estas partículas también se ha asociado a enfermedades como demencia, depresión y esquizofrenia. También, se ha estudiado el efecto de los aerosoles atmosféricos en el embarazo. Se sabe que las partículas más pequeñas que un 1µm pueden pasar la barrera placentaria durante el periodo gestacional e inclusive llegar al torrente sanguíneo fetal.
Los efectos en la salud del material particulado ha impulsado el desarrollo de normas que indiquen los límites de concentración de contaminantes. Para el caso de las partículas suspendidas, la concentración se registra en microgramos por metro cúbico de aire (µg/m3). El registro de su concentración es importante, pues se verifica que ésta se mantenga dentro de los límites establecidos. Por lo tanto, en la ciudad de México y en otras partes del país se miden diariamente la concentración de éstas partículas.
De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud (OMS), no se ha podido identificar un umbral por debajo del cual no se hayan observado daños en la salud, por lo que es necesario mantener la concentración de las partículas suspendidas lo más baja posible. No obstante, el límite que fija la ONU en un promedio de 24 h para PM2.5 es de 25 µg/m3 y para PM10 de 50 µg/m3. La Norma Oficial Mexicana (NOM-025-SSA1-2014) establece un límite de 45 µg/m3 para PM2.5 y de 75 µg/m3 para PM10.
El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) evaluó el impacto económico y sobre la salud en 2010 en las zonas metropolitanas del Valle de México (ZMVM), Guadalajara (ZMG) y Monterrey (AMM) y encontró que si se respetaran los límites establecidos en la concentración de PM2.5 recomendados por la OMS, se evitarían pérdidas económicas por 45 mil millones de pesos y 2,170 muertes prematuras al año.
Todos estamos expuestos a sufrir las consecuencias de la contaminación del aire por lo que tenemos que tomar seriamente este problema y seguir las indicaciones cuando hay contingencia ambiental. El conocer la calidad del aire del lugar en el que nos encontramos es derecho de los ciudadanos. Lo anterior resalta la importancia del estudio de las partículas suspendidas y el desarrollo de una normatividad eficaz que contribuya a reducir el riesgo de enfermedades derivadas de la contaminación atmosférica.
¡Auuuuch! ¡Me quema la lluvia!
Itandehui Martínez Rodríguez
¿Te has preguntado qué tan pura es el agua de la lluvia? ¿has escuchado decir a alguien que el Palacio de Bellas Artes está sufriendo degradación? ¿has sentido que el agua de lluvia te irrita la piel?, ¿te estás preguntando si todas las preguntas anteriores tienen una relación entre sí? , A continuación trataré de explicar cómo están relacionadas las preguntas con un fenómeno llamado “lluvia ácida”.
Hace unos 30 años, en países de Europa Central y Estados Unidos se comenzó a observar un fenómeno denominado “la muerte de los bosques”. Los especialistas que estudiaron el fenómeno, observaron que las causas son variadas y se relacionan con el cambio de uso de suelo, las sequías, extinción de ciertos insectos o incluso la muerte natural de los bosques. Sin embargo, el aumento de este fenómeno coincide con el dramático incremento de la contaminación atmosférica que da origen a la lluvia ácida
Pero ¿qué es la lluvia ácida? Vamos por partes, el pH es una escala para medir qué tan ácida o que tan alcalina es una substancia, esta escala va del 0 al 14, si el pH se acerca al 0 la substancia es más ácida y si se acerca la 14 se trata de una substancia más alcalina. Al centro de esa escala se encuentra el 7, que es considerado el pH neutro.
El agua de lluvia no solo se compone a partir de la condensación del agua, sino también de las substancias que se encuentran en el aire y dependiendo de estas su pH puede cambiar. En casos extremos la lluvia ácida llega a presentar un pH de 5.6 a 2.5, por lo que bosques y otros ecosistemas se han visto seriamente afectados.
En la Ciudad de México la contaminación atmosférica producida por la industria y los automóviles, son las causas principales de las emisiones de dióxido de Nitrógeno y Azufre, los cuales al mezclarse con agua producen ácido sulfúrico y ácido nítrico. Estos compuestos son los que dan la acidez a la lluvia.
Las lluvias ácidas no necesariamente caen donde se producen, pues las corrientes del viento tienen la capacidad de mover los contaminantes hasta cientos de kilómetros, es decir que no solo nos afecta a los que vivimos en el área metropolitana, también afecta reservas naturales, en particular a su vegetación pues inhibe su crecimiento, interfiere con la fotosíntesis y las hace más vulnerables a enfermedades causadas por hongos, virus y bacterias. A los seres humanos la acidez de la lluvia puede ocasionar irritación y enrojecimiento en la piel, además puede ser causante de enfermedades respiratorias, sin dejar de lado el daño que ha ocasionado al patrimonio histórico, un ejemplo de ello es el Palacio de Bellas Artes, la construcción realizada entre 1904 y 1934 se encuentra revestida de mármol que se degrada al contacto con el ácido.
Nuestro futuro en riesgo: la contaminación y otras amenazas sobre la vegetación de la Ciudad de México.
Diana M. Ramírez Escamilla
¿Quién no ha disfrutado de la sombra de un árbol o del olor de flores en un paseo por algún parque de la ciudad?
A pesar de que son muchos los beneficios que proporciona la vegetación en la ciudad, los tenemos un poco olvidados. Las plantas y árboles nos ayudan entre otras cosas a: absorber el agua de lluvia, facilitando la recarga de los mantos acuíferos de la ciudad y disminuyendo el riesgo de inundaciones. También reducen la temperatura y combaten el efecto de isla de calor urbano; y reducen la contaminación auditiva y atmosférica, entre otros servicios ambientales.
No obstante, la vegetación de las ciudades está amenazada por los contaminantes presentes en el aire, agua y suelo. Esto sin considerar la introducción de especies no originarias (exóticas) que pueden llegar a desplazar la vegetación nativa, la depredación humana caracterizada por el crecimiento acelerado y desordenado de la mancha urbana.
Algunos ejemplos de situaciones de cómo es afectada a la vegetación por la contaminación se observan por los efectos de la lluvia ácida y la concentración de metales pesados en suelo.
La lluvia ácida provoca la acidificación de los suelos bloqueando la absorción de nutrientes que son esenciales para el crecimiento y desarrollo sano de las plantas.
Los metales pesados derivados de las actividades humanas (industrias, transportes, combustibles, etc.), se acumulan en los suelos y son absorbidos por las raíces de las plantas y transportados por todo su cuerpo hasta las hojas. La tolerancia a estos contaminantes depende del tipo de planta, algunas de ellas podrán soportar ciertas concentraciones sin llegar a presentar problemas de toxicidad, sin embargo, la mayoría no posee la capacidad para deshacerse de ellos.
Los contaminantes impactan gravemente a la vegetación, lo que deriva en la pérdida de su cobertura. Y ¿qué consecuencias tiene? Uno de sus efectos se conoce como efecto isla de calor, que es el aumento de la temperatura en ciertas regiones por el incremento del suelo de concreto, exceso de edificaciones, y escasez de áreas verdes y cuerpos de agua. Las plantas tienen la capacidad de absorber cierta cantidad de luz solar (radiación), que es utilizada en la fotosíntesis, cuyo producto es el oxígeno y vapor de agua, que se libera a la atmósfera mediante la transpiración (similar a cuando exhalamos); generando en la zona un ambiente más fresco y húmedo.
La contaminación y la disminución de la vegetación, son factores que combinados aumentan el riesgo de que la población urbana experimente problemas de salud y y otros problemas socio-ambientales, que se reflejan en la disminución en la calidad de vida de los habitantes de las urbes.
Poner sobre la mesa el tema de la contaminación y sus efectos en la vegetación urbana ayudará a identificar muchos de los problemas que padecemos actualmente y prevendrá problemas futuros.
¿Qué onda con el agua que usamos en la Ciudad de México?
Pedro Quintero Martínez
¿Sabes de dónde viene el agua que sale de la llave cuando lavas tus manos? Aunque aún se extrae agua del subsuelo de nuestra ciudad, una gran parte del agua potable que usamos recorre un largo camino antes de llegar a tu casa comenzando su recorrido en distintas presas o cuerpos de agua localizados fuera de la ciudad, tales como: la de Villa Victoria o la de Valle de Bravo en el estado de México, e incluso desde algunos puntos más lejanos en el estado de Michoacán.
Pero seguramente te estarás preguntando ¿y cómo le hace el agua para llegar desde puntos tan lejanos? Desde hace unas décadas, se implementaron sistemas encargados de traer el agua hasta la ciudad. El primero de ellos fue el Sistema Lerma, pero hace 40 años, un sistema de bombeo que se conoce como el Sistema Cutzamala, se encarga de reunir el agua desde distintas presas o lagos y mediante bombas de gran capacidad, es transportada a través de grandes tuberías que llegan hasta las plantas potabilizadoras en la Ciudad de México en donde se encargan de darle la calidad para que podamos usarla y consumirla en nuestro día a día.
Figura 1. Presa de Valle de Bravo, localizada en el Estado de México
Un dato sorprendente, es la potencia de bombeo del sistema. La Ciudad de México se localiza a una altitud muy importante, más o menos 2,250 metros de altura y la mayor parte de los sitios de donde se transporta el agua se encuentran a una altitud que ronda los 1,100 metros por lo que es necesario bombear el agua cuesta arriba más de 1,000 metros. Debido a esto, se consumen aproximadamente 2,280 millones de kilowatts cada hora, ¡el equivalente a toda la energía que gasta una ciudad como Toluca donde habitan alrededor de dos millones de personas! Por lo que antes de dejar la llave abierta, te invito a que tomes en cuenta todo lo que se necesita para llevar el agua a tu casa.
Figura 2. Infraestructura del Sistema Cutzamala.
Ahora que estás pensando en de lo que se gasta para que cuentes con agua en casa, quisiera pedirte que la próxima vez que llueva, saca cualquier recipiente que tengas a la mano y colecta toda el agua posible, la puedes usar para regar las plantas o lavar el coche, así estás ayudando a reducir el consumo de agua y lo más importante, estás protegiendo un recurso que viene desde muy lejos y que quizá le pueda servir a otras personas que no cuentan con él.
¡Cierra la llave! Nuestro acuífero se seca.
Karina Puertas Santamaría
En la Ciudad de México vivimos unos nueve millones de personas y 21 millones si consideramos la zona conurbada. A estas personas se les brinda el servicio de agua potable, además, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) estima que este servicio también se extiende a 4.2 millones de personas más que se les considera población flotante, que son las personas que no viven en la ciudad pero vienen a esta diariamente por cuestiones laborales o de estudio.
Si tomamos el dato de SACMEX del consumo de agua diario en litros por habitante (360 litros/día/persona), lo multiplicamos por el total de habitantes de la ciudad (sin contar a la población flotante) y lo multiplicamos por 365 días, obtendremos la cantidad de agua utilizada en la ciudad al año, la cual equivale aproximadamente a llenar 1,170 veces el Estadio Azteca ¡Solo en un año! Estas cantidades de consumo de agua no toman en cuenta las fugas en las tuberías de agua potable, que también son otro grave problema cuando hablamos de sobreexplotación del agua, ya que el 70% del líquido que sale por fugas no regresa al acuífero, si no que se evapora o se va al drenaje.
Más de la mitad del agua que consumimos se extrae de pozos hechos en el acuífero. Un acuífero es el agua contenida en el subsuelo, como si fuera una caverna profunda llena de líquido y el acuífero del que nos abastecemos se encuentra por debajo de trece alcaldías de la ciudad y siete municipios del Estado de México y alcanza profundidades de hasta 800 m por debajo del suelo.
Imagen 1:Tipos de aguas subterráneas – Transportes de paneles de madera, 2013.
Sin embargo, debido al consumo desmedido de agua en la ciudad el acuífero está a punto de quedarse seco, lo que ha causado serios problemas que ya son visibles desde hace varios años.
Algunos problemas derivados de la sobreexplotación son:
Imagen 2: Corchado, 2017.
Se calcula que el mayor uso de agua se da en casas y oficinas, sin embargo es posible adoptar medidas para reducir el consumo de agua de 360 litros a 96 litros por persona al día. Se recomienda también recolectar el agua de lluvia para limpiar pisos y ventanas, lavar ropa, automóviles, regar el jardín y usarla en la taza del excusado, tomar baños de menos de 10 minutos y revisar continuamente que no haya fugas en las tuberías y si las hay, reportarlas inmediatamente al 56-54-32-10.
Adoptar acciones como las anteriormente mencionadas, pueden disminuir los efectos negativos causados por la sobreexplotación de agua en el acuífero, pero debe ser una actuación de toda la sociedad para que en un futuro todos en la ciudad podamos seguir disponiendo de este recurso vital.
Lo que el agua nos dejó: enfermedades después de las inundaciones.
Nadia Saray López Velázquez
Alguna vez te has preguntado ¿por qué se inunda la Ciudad de México? y ¿Qué es importante saber cuándo el agua se va?
La CDMX fue fundada dentro de una cuenca. Las cuencas son regiones delimitadas por un parteaguas (zonas más altas de las montañas) en donde se concentran todos los escurrimientos de agua, como ríos y arroyos, para finalmente desembocar ya sea en el mar o bien, en lagos interiores, como el caso del Valle de México.
En su origen, la parte central de la cuenca presentaba zonas parecidas a islas rodeadas por agua, en las que se asentó la población azteca en el Siglo XIII.
El desnivel de los lagos volvía a la ciudad muy propensa a inundaciones; por esta razón se empezaron a crear obras hidráulicas que intentaban controlar el paso del agua. Durante la Colonia estas obras fueron mejoradas, lo que dio inició la creación de desagües con el fin de secar el lago sin embargo, estos no bastaron para frenar a la naturaleza, pues un gran evento marcaría fuertemente a la ciudad.
En 1629, las lluvias fueron tan fuertes que llenaron las calles de agua, dejando sólo un pequeño pedazo seco alrededor de la plaza mayor; la inundación persistió ¡durante 5 años! Después de esto la ciudad quedó vacía ya que más de 30,000 personas murieron principalmente por las enfermedades asociadas a la escasez y mal estado de los alimentos, así como por un ambiente lodoso e insalubre.
Hoy en día la situación es diferente. La mayoría de los lagos ya no están, los ríos se entubaron y en su lugar se encuentra un sistema de drenaje. Sin embargo nuevos problemas como el cambio climático, la basura y el crecimiento urbano hacen que volvamos a inundarnos.
Desde épocas antiguas hasta el día de hoy, una de las principales afectaciones por las inundaciones es el surgimiento de amenazas s la salud, originadas por factores como: el aumento de poblaciones de animales transmisores de enfermedades (típicamente insectos como mosquitos), la exposición de aguas residuales urbanas o “aguas negras”, contaminadas por sustancias tóxicas y materia fecal y los cambios de temperatura, que van de la mano con la caída de lluvia, provocando alteraciones en las vías respiratorias de las personas y haciéndolas más propensas a enfermarse.
Ante estas amenazas debemos recordar la importancia de tomar medidas preventivas, como no arrojar basura a la calle, limpiar aquellos sitios donde pueda encharcarse el agua, colocar mosquiteros en las ventanas y sobre todo mantener una buena higiene personal, en el entorno y en la comunidad.
¿Vives en una ladera?
¿Sabes si corres riesgo por deslizamientos de tierra o caída de rocas?
¡Cuéntanos sobre tu ladera!
Arlette Herver Santamaría
Una ladera es uno de los lados inclinados de una elevación: cerro, montaña, volcán o el lado de un barranco. La inestabilidad de laderas se refiere a la firmeza del terreno sobre el que las personas construyen sus viviendas. Si los materiales que componen el terreno son inestables, se pueden desencadenar procesos peligrosos como los derrumbes, deslizamientos de tierra y flujos de lodo.
Debido a la rapidez con la que ocurren y los daños materiales que tiene a su paso, los deslizamientos de tierra se consideran entre los fenómenos más riesgosos, afectando gravemente a la población que vive en zonas de barrancos, donde llueve mucho o donde ocurren sismos con frecuencia.
Los derrumbes ocurren cuando grandes volúmenes de roca sólida se desprenden de una ladera. Estos caen y ruedan hasta detenerse ante un obstáculo o llegan a un espacio plano. Un deslizamiento de tierra es el desprendimiento de grandes volúmenes de roca, tierra y árboles que se mueven a gran velocidad cuesta abajo, arrasando en cuestión de segundos con todo a su paso e incorporando escombros en su trayectoria.
Cuando se combinan otros factores como lluvias intensas y deforestación, se incrementa la inestabilidad del terreno. El agua penetra en un suelo sin vegetación y lo reblandece rápidamente y comienza a caer o a fluir cuesta abajo, lo que provoca flujos de lodo y rocas.
Aunque la Ciudad de México es una gran metrópoli, no está exenta de este tipo de fenómenos y es precisamente la urbanización de las laderas una de las principales causas. Las delegaciones con mayor peligro son: Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Miguel Hidalgo y Cuajimalpa, ya que dentro de sus límites se desarrollan extensas barrancas y sobre sus laderas o vertientes se asienta la población, esto le imprime peso extra al suelo, lo que aumenta su inestabilidad.
Si tu casa, edificio o fraccionamiento se encuentra sobre una ladera debes tomar precauciones. Algunas señales de que el terreno se está moviendo son la aparición de grietas o escalones en el suelo, árboles, postes, bardas o paredes inclinadas, rompimiento de pisos, muros y banquetas, terrenos con bultos, presencia de agua o manantiales en suelos de forma atípica, ruptura de tubos de agua o drenaje subterráneos o puertas y ventanas que no cierran con facilidad y es posible ver espacios visibles entre los marcos.
Estas observaciones son útiles para que los expertos y autoridades diagnostiquen el nivel de riesgo y de ser posible emitan una alerta de evacuación. Cuando una edificación es afectada por un deslizamiento de tierra no hay manera de rescatarla. Por ello, observa bien tu casa, el entorno donde habitas e informa a tu familia y amigos sobre este tipo de peligros.
Si vives en la Ciudad de México
¿Tienes la certeza de que no surgirá un volcán bajo tus pies?
Arlette Herver Santamaría
La mayoría de los volcanes que rodean a la Ciudad de México son monogenéticos y se consideran peligrosos. La urbanización ha llegado a cubrir sus laderas, lo que aumenta el riesgo de que los habitantes de esas zonas sufran la caída de rocas o deslizamientos de tierra, sobre todo en temporada de lluvias y por la pérdida de soporte en el suelo debido a la extracción de tezontle.
Al sur de la Ciudad de México, la Sierra de Chichinautzin, alberga por lo menos 221 volcanes de este tipo, los cuales no han sido estudiados por completo. Entre los más conocidos figuran el volcán Pelado, Tláloc, Topilejo, Cerro del Agua, Tehutli, Xicontle y Xitle, este último emitió flujos de lava hace 1,600 años y sobre sus derrames actualmente se asienta el Pedregal de San Ángel y Ciudad Universitaria.
Muchos de estos volcanes no han sido estudiados por completo. La importancia de estudiar los volcanes monogenéticos radica en que se originan espontaneamente, ya que nacen en zonas donde no existía un volcán, sin embargo, gracias a la actividad sísmica que se presenta antes de su nacimiento, los especialistas en volcanes pueden alertar a la población con un lapso de anticipación de días y hasta semanas antes de la aparición de un volcán.
Este tipo de volcanes pueden llegar a ser muy peligrosos. Su actividad eruptiva se extiende desde horas hasta décadas, y hasta formar un cono o un domo.
Se calcula que hay al menos 3,000 volcanes monogenéticos presentes en todo México, la mayoría de ellos se localizan a lo largo del Cinturón Volcánico Mexicano. Estos volcanes son pequeños y, al igual que los grandes volcanes, emiten lava, pero en menor cantidad. Un rasgo distintivo de este tipo de volcanes la emisión de la roca conocida como tezontle, la cual tiene interés económico, sobre todo en la industria de la construcción.
Por lo general, estos volcanes se agrupan en Campos Monogenéticos y su actividad se asocia con el movimiento de las placas tectónicas. El tamaño de estos campos puede ser desde diez volcanes como en San Quintín, Baja California hasta 1,100 como en Michoacán-Guanajuato, en este último grupo se encuentra el volcán Paricutín, famoso por haber tenido un monitoreo día con día de su actividad eruptiva desde su nacimiento en 1943 hasta 1952.
Si quieres saber más, en el siguiente enlace: http://volcanes.onlinegratis.tv/activostiemporeal/ puedes ver la actividad en tiempo real de los volcanes de México y del mundo.
Sismicidad en la Cuenca de la Ciudad de México
Belen Zacarias G.
Quienes habitamos la Ciudad de México y zonas aledañas de vez en cuando percibimos un sismo. Solemos asustarnos y creer que son eventos poco frecuentes en nuestro país, sin embargo, esto no es así. México es un país sísmicamente activo. En el año 2018 el Servicio Sismológico Nacional (SSN) reportó 1,710 sismos de magnitud entre 0 y 2.9, 25,464 de magnitud entre 3-3.9, 2,980 sismos de magnitud en el rango de 4-4-9, 36 de magnitud 5-5.9, 2 de 6-6.9 y un sismo de magnitud entre 7-7.9 de magnitud. Si deseas conocer más acerca de sismos, los diferentes tipos de magnitudes, cómo se detectan los sismos, entre otras cuestiones. No dejes de visitar la página del Servicio Sismológico Nacional (SSN) http://www.ssn.unam.mx/divulgacion/preguntas/
La cuenca de la Ciudad de México, también conocida como la cuenca de México (CCM), es una gran depresión del altiplano con una superficie de 9,540 km2, situada en la parte este-central del Cinturón Volcánico Transmexicano (TMVB). Este cinturón, es consecuencia de la subducción (proceso en el cual las placas tectónicas, que son masas rocosas, se desplazan una bajo otra) que existe entre las placas tectónicas de Rivera y Cocos por debajo de la placa Norteamérica. Esta cuenca fue creada como resultado de la fuerte actividad volcánica y tectónica en la región. Se sabe que, bajo esta cuenca, y de hecho a lo largo de la TMVB, existen varios sistemas de fallas geológicas sismogénicas, es decir, fallas en las que generalmente ocurren sismos.
Los principales sistemas de fallas que se tienen en la cuenca son: La falla La Pera, la Falla Azteca, ubicadas al sur de la Sierra del Chichinautzin. En la parte central de la cuenca, existen dos sistemas principales: el Xochimilco y las fallas Xicomulco. Así mismo, encontramos el Sistema de fallas de Santa Catarina, y el sistema de fallas de Chalco. Al oeste de la cuenca, se encuentran el sistema de fallas de Las Cruces, las fallas Contreras, los sistemas de fallas Ixtlahuaca, y las fallas Texcoco. Estos sistemas son importantes porque a ellos se asocia actividad sísmica. Recordemos que los sismos se producen por movimiento de las placas tectónicas o actividad en las fallas, entendiendo como falla a dos bloques de roca que se desplazan lateralmente una respecto a la otra.
Figura 1. Mapa de fallas de la Cuenca de México
Los sismos de la CCM son poco frecuentes, sin embargo, su origen no es atípico, pues como se ha mencionado, el origen de estos son los sistemas de fallas sismogénicas producto de la compleja historia geológica y tectónica de México.
Como se ha mencionado, la sismicidad en México es un evento frecuente, el problema radica en que el conocimiento sobre la sismicidad regional es muy escaso, debido a que se tienen pocas estaciones para monitorear por el elevado costo que implican.